viernes, 31 de octubre de 2008

Debate: Niños-medicina...¿Ético?...¿Moral?

El fenómeno del “niño-medicina” es algo que comienza a hacerse común; hijos concebidos con la principal idea de venir a este mundo para salvar a sus hermanos que padecen alguna enfermedad grave. Pero bien, ¿No resulta esto algo tan frívolo como el acercarse una tarde cualquiera a la farmacia y comprar un antigripal para el niño que ha cogido un catarro?…y es que imagínense la situación que tiene algo de humor negro:

(Un padre) -Buenas...mi hijo PRIMOGÉNITO se ha puesto enfermo y no se termina de encontrar bien ni dándole un sobre de Ibuprofeno, ¿Se le ocurre algo para que el pobre niño se mejore?
(El farmacéutico) –Oiga, pues mire…los laboratorios X están ahora comercializando una medicina genial para estas cosas…
(Un padre) –Dígame usted cual por favor.
(El farmacéutico) –Pues…va usted con su mujer y tienen un bebé, ya sabrá que la espera está sobre los nueve meses…y cuando nazca…ya tiene usted la medicina perfecta para su primer hijo.


Es verdad que comentándolo así la situación adquiere un toque casi cínico, y después de esto más de uno pensará “¿Y tú serías capaz de negarte a tener un segundo hijo por más que no sea deseado sabiendo que así salvas al primero?”. Y la respuesta es “ni mucho menos”. Yo por un hijo estaría bien dispuesto a dar lo que sea, pero hay que tener en cuenta que la idea de traer a un segundo hijo, que por más que se diga “pero al final se le coge cariño”, siendo realmente no deseado y solo para salvar al primero, es un tanto falta de ética, porque, y he aquí mi solución particular, se conseguirían los mismos resultados sin llegar a tener ese “segundo hijo” por medio de un embrión; un embrión que no tendría que vivir con la “carga” de aceptar que por más que mama y papa lo mimen y le digan día a día lo mucho que a él TAMBIÉN le quieren, realmente ha nacido solo por el deseo de sus padres de que su hermano mayor viviera. Y como esto no va a ser diferente a cualquier tema de debate en la vida, habrá por supuesto quien dirá “Dios mío…pero hacer eso con un embrión…que pena tan grande, ¿Es que acaso no es más cruel hacer eso y luego desecharlo que tenerlo directamente y ya de paso usarlo de cura?”. Pues para ser sincero no es más cruel, y lo digo con total seguridad porque siendo claros llorar la pérdida de un embrión que podría tener apenas 3 semanas cuando ya es desechado, sería como llorar cada vez que nos hacemos una tortilla porque estamos comiéndonos (si…literalmente comiéndonos) lo que, de haber seguido su curso natural, más tarde habría sido un pollo. Y es que tendemos al error natural de atribuir a un embrión, que no es más que unas cuentas células por aquí y otras pocas por allá, características humanas, lo cual es un error absurdo, porque nos guste o no, somos animales, y si no lloramos porque se perdió un huevo y su yema que tendría que haber sido un pollito…pues no hay motivo para llorar por la pérdida de unas células que ni remotamente tienen parecido a un humano, y que sirven perfectamente para salvar a ese hijo enfermo mencionado sin tener que traer un segundo no deseado.

2 comentarios:

Daniel Díaz dijo...

Hola Cristian:
Pues mira voy a ''criticar'' tu comentario, se que ya debatimos el tema en clase, pero igualmente al leer tu entrada se me ha despertado la vena protestona. Quiero decir antes que nada que me ha gustado tu entrada (esceptuando algun que otro chiste), aunque eso no quiere decir que esté de acuerdo con lo que dices.
En primer lugar comentarte que el ejemplillo ese del padre y el farmaceutico no cuela, es decir, por un catarro no van a esperar nueve meses, porque el niño habrá tenido 5 catarros y ya se le habrán curado los cinco. Y no creo que se llegue a ese punto.
En segundo lugar, que al niño no ''se le cogerá cariño'', sino que se le querrá, y no como al niño que nació para curar a su hermano, sino como al HIJO que salvó a su hermano y, además, como a un hijo igual deseado que el primero, pues la preocupación por el primero ya simboliza el afecto a los hijos.
Por último y para concluir, decir que los huevos que nosotros nos comemos no están fecundados (o corrijanme si me equivoco), y por lo tanto no hay pollo que valga. Además recordarte que Elena nos dijo que algunas veces el embrión no es suficiente, y hay que recurrir al cordón umbilical, o a una punción lumbar.
Si quieres contestar a mi largo comentario hazlo en mi entrada del bebé medicamento. DANIEL

sergio dijo...

Amén.