A pesar de las diferenciaciones del aparato digestivo propias de los lagomorfos, la disección de conejo (donado amablemente por el veterinario del Matadero Insular) nos permitió hacernos una idea de la disposición de los órganos internos en los humanos.
El olor de las vísceras resultó desagradable, pero se soportó en aras de la ciencia. En la imagen un momento de la disección.
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